Tomando el fresco en Villarejo de Salvanés
«ANTES LA GENTE ERA MÁS ATENTA.
ANTES ÉRAMOS COMO FAMILIA.
ANTES NO HABÍA NADIE QUE NO SE CONOCIERA.
ANTES NOS JUNTÁBAMOS AL FRESCO
Eso que llamamos belleza a veces aparece donde menos la esperamos… Sea cual sea tu idea de belleza, en esa ocasión habitó en un lugar seguro, para que no se nos olvide que su condición es sutil, plural y efímera… Ese refugio fue el patio trasero de La Casa de La Tercia, en Villarejo de Salvanés, transformado en museo durante una noche mágica de julio: la Noche en Llamas, uno de los eventos culturales más importantes del municipio.
Entre las miles de personas que participaron y disfrutaron de cada propuesta artística que llenó las calles y plazas, cientos de ellas, movidas por la curiosidad propia de quien se tropieza con algo nuevo, entraron para experimentar un recorrido donde la belleza se mostró en cada rincón; una belleza narrada, creada y mostrada por sus propios habitantes.
Hoy, cuando nos sentamos a recordar esa noche, las imágenes aparecen un tanto difuminadas. Para que no se nos escape ningún detalle, recurrimos a nuestra memoria más profunda y adoptamos la condición de un visitante que se pasea por cada uno de los espacios arropados por el arte. Allí, justo en el portón frente a la plaza y a la iglesia, nos situamos dispuestos a no perdernos de ningún detalle. La entrada es un largo pasillo con plantas verdes en los costados y con un cielo “de plástico” colorido e iluminado.
La mirada, en seguida, se queda fascinada ante la belleza de las mujeres de Villarejo, que convirtieron bolsas de plástico en un cielo de colores elaborado por diez mujeres de la Asociación de Mujeres Alcoranas. Cada uno de estos toldos consta de 300 bolsas de plástico recicladas, cortadas y convertidas en ovillos para tejer con la técnica de aguja de gancho. Valiéndose de su capacidad inventiva y esfuerzo, trabajaron durante meses dando una alternativa a bolsas que podrían haberse unido a las toneladas de desechos plásticos que invaden nuestros mares y océanos.
«Casi todas las cosas son bellas y feas a la vez», «Nuestro cerebro nos dice si algo es bello o feo», «Las cosas son bellas para cada persona», «Cuando haces algo mal, se dice que es feo porque está mal hacerlo», «El amor es belleza», «La belleza interior la vemos conociendo a las personas viendo lo que hacen», «Es bello cuando se expresan los sentimientos», «La belleza es alegre» son algunas de las frases de La belleza con ojos de niño que penden del cielo de nuestro zaguán. Son las reflexiones de los alumnos de 1º, 3º y 4º de primaria del CEIP Nuestra Señora de la Victoria en los talleres filosóficos dirigidos por Ana Sanz, Lucía S. Palacios y Antonieta Moreno. El artista Víctor Coeurjoly, que habita entre la creatividad y la practicidad, fue el encargado de transformar estas reflexiones en papel en mágicos farolillos y banderitas de festivo origami.
A medida que avanzamos, encontramos los textos que cuentan el origen de cada obra, distribuidos en distintos soportes. Entre ellos, cinco atriles fabricados por los estudiantes del último curso de Formación Profesional del Instituto Nuestra Señora de la Victoria. Este centro de estudios se encuentra en un edificio histórico que data del siglo XVI y cuya construcción duró casi 30 años. Los alumnos continúan simbólicamente esta labor formándose como constructores y mecánicos, siendo los atriles una expresión de su trabajo. Sin duda, nos percatamos de que todos los talentos tienen cabida en este lugar.
Así lo vemos más adelante en La belleza de la unión, un mosaico compuesto por 96 fotografías en miniaturas, tomadas por Esther San Vicente durante los dos meses de encuentros filosóficos con la comunidad de Villarejo de Salvanés. Una valla metálica está cubierta por las imágenes que cuelgan con pinzas y narran un proceso reflexivo en el que a lo largo de este tiempo los niños, adultos y mayores se volcaron. En esos encuentros la pregunta sobre la belleza estuvo siempre presente y permitió el descubrimiento de historias, anécdotas y experiencias que nos acercaron a la esencia del pueblo.
Seguimos caminando y descubrimos, encima de una montañita de rocas, la obra de Clara Lurueña Miguel. Nada en este museo está puesto por casualidad y este sitio no es la excepción: aquí, donde reina la naturaleza, están expuestas dos piezas que realzan sus cualidades. Agua para Julia, que pertenece a la serie “Co-incidencias”, es un proyecto artístico de 2014 que explora la posibilidad de emprender un proceso a partir del trinomio naturaleza+infancia+sanación. Esta obra se llenó de significado con la historia de Alfonso (uno de los mayores del pueblo) quien, cuando era un niño, decidió cuidar una encina que ahora tiene más de 60 años. Abrazo al Olivo I, II, III es una serie fotográfica pensada especialmente para Al Fresco e inspirada en la costumbre de comer las flores de la Robinia, una falsa acacia, que los habitantes de Villarejo de Salvanés solían llamar “pan y queso”.
Ahora, justo a un lado, nos detenemos frente a un maletín de madera en una mesa. Es La belleza de lo que casi no se ve, una invitación a hurgar, explorar y degustar con calma y la ayuda de una lupa aquello bello que a veces pasa desapercibido. La creadora es la artista Maru Zapatero y las fotos son instantáneas tomadas en el bosque, expuestas en un museo portátil inspirado en la obra Boîte-en-valise, de Marcel Duchamp.
Continuamos el recorrido y, entre las ramas de un enorme árbol cuelga la Lámpara Chimbarongo, proyecto desarrollado en 2013 en Chile con la colaboración de artesanos locales de Chimbarongo, “la capital del mimbre”. Diseñada por Álvaro Catalán de Ocón, mezclando las técnicas textiles tradicionales de mimbre con la reutilización de botellas PET; otro ejemplo de una nueva vida para los objetos plásticos con una vida útil muy limitada que tarda décadas en descomponerse.
En tanto, viajamos al pasado acercándonos a La belleza efímera, un photocall inspirado en los retratos que realizaban los fotógrafos de las ferias que en los severos días de postguerra llegaban a los pueblos cargados de muebles y enseres con los que construían hogares efímeros donde soñaban con tiempos mejores. La Asociación de Mayores nos guió a una casa de Villarejo de Salvanés donde permanecían estos muebles como si estuviesen esperando ser parte de este escenario fotográfico.
El eco de la voz de Ernesto Zuazo hipnotiza delante de una ventana donde se proyectan las fotografías participantes en nuestro concurso en Instagram #VillarejoAlFresco. Tu imagen al fresco es el nombre de la instalación que invita a reflexionar sobre el alcance de las imágenes que publicamos en las redes, sonando todo el rato en bucle. Martina G. Morante es la autora de la fotografía ganadora, acompañada por esta oración que la describe: “#LaBellezaEs el muro desnudo, gloriosa torre en tiempos pasados, descansando bajo la mirada de una iglesia dormida en la noche”.
En este punto, falta poco para acabar el recorrido y tenemos ante nuestros ojos La belleza de Villarejo, una serie de fotografías expuestas en puertas que pertenecían al edificio de La Casa de la Tercia y que nacieron a partir de los diálogos filosóficos con los mayores. La fotógrafa Sonia Almudévar capturó con su cámara las distintas ideas sobre la belleza que emergieron de estos encuentros. “Cuando llegaba el verano nos subíamos a los árboles, escondidos de nuestros padres para bajar los huevos de los nidos de las urracas”, “Las rosquillas eran lo mejor que podías llevar de regalo de Villarejo, con su papel bonito de pastelería fina de Madrid”, “Antes la riqueza mayor de Villarejo era el esparto. La gente vivía de eso; pero hace muchos años que desapareció”, “A mí el paisaje de mi pueblo me encanta (…) La naturaleza entera es la belleza», algunos de los recuerdos que la inspiraron.
¿Y ahora? ¿Qué más nos queda por visitar? Después de habernos maravillado con cada una de las obras, nos sentamos en una de las sillas o, mejor aún, en algún pedacito de la moqueta, para escuchar Cuentos bajo las estrellas. Es el gran espectáculo de este Museo Efímero, en el que los 462 minutos de conversación en torno a la belleza de Villarejo de Salvanés, recogidos en los siete encuentros dialógicos con los mayores, se transformaron en historias que cuentan sus más hermosas vivencias y recuerdos, en un viaje inevitable por el pasado, que da cuenta de cómo el pasar de los años deja grandes cambios que conducen a la nostalgia. Estos cuentos narrados por Israel Hergón, quien hace uso de su creatividad y entretiene tanto a niños como adultos, con la historias más bellas, mágicas, auténticas y divertidas.
Lamentablemente, la noche no es eterna. Es hora de marcharnos, aunque nos encantaría quedarnos y seguir tomando “el fresco” en un ambiente que tanto a visitantes como habitantes de esta localidad dejó boquiabiertos, especialmente porque era la primera vez que se podía entrar a este sitio. Miramos atrás y nos queda algo latente: Villarejo de Salvanés es un pueblo absolutamente bello, no sólo debido a sus paisajes y monumentos, aquello que se puede palpar, sino por la maravillosa gente que hace vida en él, por las historias que protagonizan y por las ganas que como pueblo tienen de seguir siendo referencia para el futuro. ¡Qué dicha haber contemplado un pedazo de su riqueza! Esto es apenas el comienzo, seguiremos explorándola…