La belleza está en los ojos del que mira

Eduard Humes, David Nebreda, Raquel Chicheri, Leonardo Cantero, Ana F. Martín; todos ellos nombres destacados en el panorama de la fotografía, cada uno con su manera particular de mirar. Una muestra de su trabajo fue el punto de partida para la reflexión en torno a la belleza que se generó en el Taller de Fotografía, donde participaron los jóvenes de Villarejo de Salvanés, pero también algunos adultos que se sumaron al encuentro.

La imagen de la gallega Raquel Chicheri, en la que un niño aparece con el torso desnudo y un balón de fútbol congelado en el aire, rápidamente generó opiniones diversas: A uno de los chicos la foto no le parecía tan especial o más diferente que cualquiera otra; mientras que alguien añadió que aunque intuía que la fotografía se tomó en un barrio pobre, la luz y la sonrisa del niño le da muchísima vida al entorno.

Así, a medida que pasaron las siguientes fotografías, cada quien se posicionó en relación con su concepto de belleza. “La belleza de lo feo”, por ejemplo, surgió entre los asistentes como una idea relacionada con su ambiente más cercano: “Hay quienes vienen a Villarejo a ver el castillo, los monumentos, las fuentes. También, un día, podríamos ver en lo feo lo bello”. Por otro lado, el autorretrato de un hombre produjo reacciones contrarias. “La veo tétrica”, “me produce tristeza”, “a mí me agobia”, “a mí me genera tranquilidad”, fueron algunas de las frases que saltaron al mirarla.

Entre los distintos estilos, unos manifestaron que prefieren el color, especialmente los rojos, amarillos, azules, verdes, grises. Otros, se decantaron por el contraste infalible del blanco y negro. Entonces, la fotógrafa Sonia Almudévar, quien junto a Antonieta Moreno Casañas, filósofa integrante de Al Fresco, guió esta reflexión inicial en la que pretendía hurgar en las concepciones de belleza que cada quien posee, compartió una frase que rindió cuenta de la subjetividad que nos arropa: “La belleza está en los ojos del que mira”.

En ese sentido, la misma Sonia reconoció que para poder identificar este enunciado como una certeza, previamente hizo el ejercicio de detenerse para preguntarse: “¿Cómo miro yo?”. A partir de esta pausa, necesaria para descubrir qué cosas nos cautivan tanto que tenemos que capturarlas, entendió que los colores, las formas, la luz, son algunos de los elementos que ella siempre está cazando cuando busca un momento, un objeto, una persona, para fotografiar.

Frente a la cámara, cualquier cosa es válida: la gente, las luces, las sombras, los árboles. Sin embargo, antes de salir es importante hacer la reflexión: “¿Qué voy a hacer?”, “¿Qué quiero fotografiar?”; pues este arte no se trata únicamente de pararse en un lugar y pulsar el obturador, sino de centrarse en lo que se quiere capturar. “A lo mejor no tengo tan claro qué quiero, pero de pronto llego a un sitio y logro conseguirlo; como también es posible que no consiga sacar lo que realmente estoy viendo”. 

En el proceso, añadió Sonia, también nos puede suceder que vemos cosas que nos gustan pero a otros no. Cada quien va forjándose sus preferencias: fotografiar emociones, reflejos, movimiento, buscar “pillar” un momento único con el móvil, a pesar de correr el riesgo de perderlo o detenerse con calma para encontrar un mejor ángulo hasta que quede totalmente lograda. Todos estos escenarios son posibles, pero siempre hay que tener claras ciertas reglas básicas: el centro de interés, las líneas, la regla de los tercios y la ley de la mirada.

A todos estos asuntos, relacionados con los aspectos básicos de la composición fotográfica, se sumó la ponencia «Fotografía y redes sociales, aspectos legales y difusión», espacio dirigido por Tony, agente tutor, quien recordó la importancia de utilizar las redes sociales con responsabilidad, tomando en cuenta que cada vez que ingresamos en ellas estamos aceptando las condiciones de uso que allí se exponen. 

 

El diálogo entre todos culminó. Llegó el momento de poner en práctica lo escuchado y compartido. Móviles, tablets y cámaras en mano, considerando todas las recomendaciones, los jóvenes se permitieron explorar el suelo, las piedras, las esquinas, los árboles, las ramas, en el recorrido fotográfico que se llevó a cabo en los alrededores del Centro Cultural Luis de Requesens.

 Al principio, algunos estaban un tanto dudosos con respecto a qué hacer, preguntando “¿a qué cosas podemos tomarle fotos aquí?”, Sonia poco a poco guió, orientó, señaló varias opciones. A quienes todavía insistían y cuestionaban: “¿Dónde hay aquí un paisaje bonito?”, ella respondía, a la vez que los instaba: “¡Presten atención, hay aquí tantas cosas que mirar!”. Durante los siguientes minutos, los jóvenes hallaron rincones interesantes, en los que nunca se habían fijado. Las fotografías que tomaron participarán en el concurso #VillarejoAlFresco que durante el mes de junio se estará realizando.